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10 feb 2014

Voces y Letras del Silencio, Febrero 2014

“¿Qué se asemeja a “escuchar” una mano? Tienes que ser sordo para comprenderlo”
Willard J. Madsen

“El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad”
(Víctor Hugo)
“Razones para una nueva ley”
“Comunidad de sordos” a todo aquella persona que forma parte de un grupo social que como característica fundamental no posee el oído suficiente para sostener una comunicación y socialización natural y fluida en lengua oral alguna, y que conforme a lo estipulado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos tienen una cultura propia y posee una lengua de señas que dan sustento al carácter pluricultural de nuestra Nación y que, en tal sentido, son equiparables a los pueblos y comunidades indígenas.
Sin embargo, aún en nuestro tiempo, en una época en la que se supone que la sociedad se muestra y conduce de forma consciente y respetuosa, para con sus semejantes, sin importar raza, preferencias sexuales, capacidades diferentes, etc., permea la discriminación e ignorancia. Tal es el caso de que hasta en las mismas normas jurídicas se tenga un concepto erróneo sobre la palabra: “sordomudos”, es decir, en un sentido lógico sabemos que no todo aquel que es sordo es mudo, puesto que la persona que no oye, aprende a escuchar a través de sus ojos, así como a hablar por medio de las manos y expresión corporal, sin descartar a quienes han tenido acceso a una estimulación temprana en el área auditivo – verbal, como parte de su formación y desarrollo; misma que influye en activar de manera adecuada el uso de las cuerdas vocales, que a la larga habrá de traducirse en la adquisición de la lengua oral.
De ahí que a la Discapacidad Auditiva, la tenga a bien considerar como algo “invisible”, esto es, nadie que sea ajeno a la problemática tiene la más remota idea de lo que esta representa; a menos que uno note la presencia de alguna prótesis –rara vez sucede, y uno que otro despistado, hasta cree que se trata de una de las nuevas versiones de audífonos telefónicos- o bien observarlos platicar en su propio idioma –pues la Lengua de Señas, legalmente hablando es ya un idioma- con su mar de insondables garabatos, este que sin duda fue el primer lenguaje que el hombre conoció –desde la era de las cavernas-, como medio y necesidad para interactuar con sus semejantes, dejando atrás su mayor dilema… la soledad.
Es por ello que en este sentido, resultaría más que relevante para todos y cada uno de nosotros que en lo referente a las Personas con Discapacidad, en especial de aquellos que integran la comunidad silente, se promueva e impulse la creación de una ley que promueva y proteja el rico acervo cultural y lingüístico de las personas sordas.
¿Quién apoya la moción mis estimados lectores?
Críticas, comentarios y sugerencias de algún tema para las siguientes ediciones enviarlo al mail: amilsosa@gmail.com.
Hasta la próxima…

Por: Jesús Amílcar Sosa Chí

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