¡Corte Solidario!
Sé que usted querido lector conoce esa sensación de impotencia, de rabia, que fluye por todo el cuerpo cuando uno es víctima de algún abuso.
Resulta que hace unos días los “amigos” de la Comisión Federal de Electricidad decidieron cortar la luz de mi casa, mismo que se encuentra al corriente y sin adeudos de acuerdo a como la misma CFE lo reconoce.
Su justificación para cortarme el servicio fue que tengo otro contrato para un pequeño cuarto mismo que efectivamente no he pagado puesto que de ese medidor no se ha consumido un micro watt hora en más de un año lo que no impidió que se creara un adeudo de más de $600 pesos a pesar de no haber consumos.
Normalmente en años anteriores esperaba a que cortaran el servicio ya que así dejaban de hacer más cargos al recibo, y bueno, cuando finalmente se ocupaba tener energía en el cuarto, simplemente se pagaba, reconectaban y listo.
Así que cuando fui a ver por qué se me había cortado el servicio de mi casa la respuesta de la empleada fue simplemente “corte solidario”. Es decir, aunque es otro contrato, y se encuentra al corriente, lo vamos a joder para que nos pague.
La misma empleada me dijo que la ley los facultaba a hacer el “corte solidario”, así que me puse a investigar encontrando en internet dos documentos relevantes.
El primero es una minuta del Comité de información de la CFE celebrada el 15 de febrero del 2010. En esta la comisión valida la respuesta dada por la Dirección de Operación a un usuario que solicitó saber en qué reglamento o ley se sustenta el corte solidario. La respuesta de la Dirección fue que dicho actuar se sustenta en el artículo 46 del Reglamento de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica.
Así que busque el reglamento de dicha ley en Internet y para mi sorpresa el artículo 46 del reglamento en cuestión no dice absolutamente nada del “corte solidario”, de hecho dicho artículo habla de que los usuarios deberán garantizar las obligaciones de su contrato con CFE mediante un depósito.
Ya con la ley en la mano decidí leerla en su totalidad. Desde luego no encontré ninguna mención al “corte solidario” pero si encontré que dicho reglamento en su artículo 35 establece que la CFE deberá de dar aviso con tres días de anticipación a la fecha fijada para el corte y que en dicha notificación deberá incluir las consideraciones por las cuales se procederá a la suspensión del servicio. Notificación que al menos en mi caso nunca existió.
La misma ley establece en su artículo 40 establece que en caso de que existan interrupciones en el servicio por causas diferentes a las señaladas en el mismo reglamento la CFE deberá bonificar al usuario una cantidad igual a cinco veces el importe del servicio que hubiere estado disponible de no ocurrir la interrupción y que el consumidor hubiere tenido que pagar.
Así que mañana mismo pienso ir a PROFECO a poner mi queja.
Desde luego que CFE tiene todo el derecho del mundo a cobrar sus adeudos. El problema es que es juez y parte.
El problema es que los ciudadanos como usted o un servidor estamos completamente indefensos ante los actos de esta empresa y entre si son peras o son manzanas ¡solidariamente ya nos fregaron!
Sé que usted querido lector conoce esa sensación de impotencia, de rabia, que fluye por todo el cuerpo cuando uno es víctima de algún abuso.
Resulta que hace unos días los “amigos” de la Comisión Federal de Electricidad decidieron cortar la luz de mi casa, mismo que se encuentra al corriente y sin adeudos de acuerdo a como la misma CFE lo reconoce.
Su justificación para cortarme el servicio fue que tengo otro contrato para un pequeño cuarto mismo que efectivamente no he pagado puesto que de ese medidor no se ha consumido un micro watt hora en más de un año lo que no impidió que se creara un adeudo de más de $600 pesos a pesar de no haber consumos.
Normalmente en años anteriores esperaba a que cortaran el servicio ya que así dejaban de hacer más cargos al recibo, y bueno, cuando finalmente se ocupaba tener energía en el cuarto, simplemente se pagaba, reconectaban y listo.
Así que cuando fui a ver por qué se me había cortado el servicio de mi casa la respuesta de la empleada fue simplemente “corte solidario”. Es decir, aunque es otro contrato, y se encuentra al corriente, lo vamos a joder para que nos pague.
La misma empleada me dijo que la ley los facultaba a hacer el “corte solidario”, así que me puse a investigar encontrando en internet dos documentos relevantes.
El primero es una minuta del Comité de información de la CFE celebrada el 15 de febrero del 2010. En esta la comisión valida la respuesta dada por la Dirección de Operación a un usuario que solicitó saber en qué reglamento o ley se sustenta el corte solidario. La respuesta de la Dirección fue que dicho actuar se sustenta en el artículo 46 del Reglamento de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica.
Así que busque el reglamento de dicha ley en Internet y para mi sorpresa el artículo 46 del reglamento en cuestión no dice absolutamente nada del “corte solidario”, de hecho dicho artículo habla de que los usuarios deberán garantizar las obligaciones de su contrato con CFE mediante un depósito.
Ya con la ley en la mano decidí leerla en su totalidad. Desde luego no encontré ninguna mención al “corte solidario” pero si encontré que dicho reglamento en su artículo 35 establece que la CFE deberá de dar aviso con tres días de anticipación a la fecha fijada para el corte y que en dicha notificación deberá incluir las consideraciones por las cuales se procederá a la suspensión del servicio. Notificación que al menos en mi caso nunca existió.
La misma ley establece en su artículo 40 establece que en caso de que existan interrupciones en el servicio por causas diferentes a las señaladas en el mismo reglamento la CFE deberá bonificar al usuario una cantidad igual a cinco veces el importe del servicio que hubiere estado disponible de no ocurrir la interrupción y que el consumidor hubiere tenido que pagar.
Así que mañana mismo pienso ir a PROFECO a poner mi queja.
Desde luego que CFE tiene todo el derecho del mundo a cobrar sus adeudos. El problema es que es juez y parte.
El problema es que los ciudadanos como usted o un servidor estamos completamente indefensos ante los actos de esta empresa y entre si son peras o son manzanas ¡solidariamente ya nos fregaron!
La misma receta
Hace 20 años, en el estado de Chiapas, se levantaron en armas contra el gobierno mexicano lo que conocemos como el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, el EZLN.
La respuesta del gobierno, en los albores de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, fue el de legalizarlos y crear un comisionado.
Veinte años después, sigue habiendo un comisionado (Jaime Martínez Veloz, actual comisionado para el diálogo con los pueblos indígenas), nuestros hermanos indígenas chiapanecos siguen en su ancestral miseria y continúa el estado de excepción en los municipios controlados por el EZNL.
También 20 años después, otro numeroso grupo de ciudadanos toma las armas para levantarse no contra el gobierno, sino para hacer su trabajo y nuevamente el gobierno nombra a un comisionado y propone legalizarlos.
Los grupos de autodefensa han surgido principalmente en Michoacán y Guerrero pero que parecen estar a punto de desbordarse por todo el país son el último capítulo de una larga y triste historia de hartazgo.
Creo que todos podemos entender la frustración que causa ver la impunidad con que operan los delincuentes. Desde luego no hay punto de comparación con lo que pasa en Michoacán o Guerrero, pero aquí Cozumel muchas veces los ciudadanos han expresado su desamparo ante el notable incremento de la delincuencia en nuestra bella isla y la ineficacia del gobierno para someter a los pillos.
Pero para que uno tome las armas y esté dispuesto a arriesgar la vida persiguiendo delincuentes y enfrentando a la autoridad, las cosas deben de estar verdaderamente al límite.
No hay manera de entender que esto llegara hasta donde llegó sin una híper-corrupción y una híper-ineptitud de la autoridad.
¿De dónde salen las armas, los vehículos, los chalecos blindados? ¿De dónde se mantienen ellos y a sus familias? ¿Estamos seguros que no hay criminales disfrazados de autodefensas? ¿Todos los grupos de autodefensa sólo prosiguen el legítimo derecho de defenderse y brindad seguridad a sus familias? ¿O tienen otra agenda? ¿Cuándo y cómo van a dejar las armas?
Las preguntas son muchas y no hay respuestas.
A final de cuentas me viene a la memoria el refrán que dice que cuando el rio suena es que lleva agua. De alguna manera creo que estamos presenciando el fin de un modelo de gobierno que está haciendo agua. Un modelo donde los gobernantes y los gobernados parecen no tener nada en común y vivir en realidades completamente distintas.
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