Por Jonathan Cuautle Muñoz
Antes de comenzar con mis
líneas, me gustaría poder expresar un cálido y afectuoso saludo a todos los
lectores que adquieren mensualmente este periódico. En los próximos meses, estaré
escribiendo para usted, algunas palabras e ideas que me revolotean la cabeza.
No por nada, me han dicho que soy un escritor un poco zafado. Esto será entre
usted y yo. Seremos a partir de este momento, cómplices intelectuales tratando
de comprender al mundo que nos rodea. Así que… ¡Empecemos!
En la vida cotidiana actual se escucha por todos lados la palabra ¨Selfie¨.
Para las personas adultas quizá este término es incomprensible y nuevo, pero
para los jóvenes de esta generación, es un término común ya que todos los días
lo realizan en forma mínima o excesiva. Ahora bien, permítame explicarle un
poco a cerca de esta bendita palabra que está causando furor, lo mismo para un ama de casa, un estudiante
que para un deportista, famosos e inclusive presidentes o dirigentes
religiosos.
Entonces, desmenucemos este
término. ¨Selfie¨ es una palabra del
idioma inglés que se refiere a un autorretrato; una fotografía de usted mismo, que puede ser
tomada mediante teléfonos celulares, cámaras, tablets e incluso, computadoras
portátiles. El objetivo de esta fotografía es tomársela para compartirla en
alguna red social de nuestro agrado, como el Facebook, Twitter o Instagram.
Todo esto con el ánimo de mostrarles a nuestros amigos o familiares cómo nos sentimos, lo que estamos
haciendo, con quién nos reunimos o dónde nos encontramos. ¿Le suena familiar?
Esto no es algo nuevo. Desde
hace un tiempo que se ha estado realizando y publicando en las redes sociales,
pero no había cobrado tanta relevancia hasta que algunos sucesos le dieron la
fama suficiente para convertirla en una tendencia a nivel mundial. Uno de estos
ejemplos fue la selfie que se tomaron un
grupo de famosos actores en la ceremonia de entrega de los Óscares. Dicha fotografía alcanzó tanta popularidad que
todo el mundo empezó a emularla al día siguiente. Como resultado, las redes
sociales empezaron a tapizarse de ¨selfies¨ de todo tipo de gente, incluyendo a
celebridades, lo cual, catapultó su uso. Gramaticalmente hablando, ahora
tenemos un neologismo: ¨selfie¨.
Pero, detrás de esa acción
tan divertida e inofensiva de tomarse una fotografía de uno mismo o en
grupo y poder compartirla a través de las
redes sociales, se encuentra una parte oscura y siniestra. Sí, así como lo
leyó, tiene su parte negativa y algo enfermiza.
De
acuerdo a la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, por sus siglas en
inglés) tomarse ¨selfies¨ puede convertirse
en un trastorno mental, denominado ¨selfitis¨.
Dicho trastorno consiste en el deseo compulsivo obsesivo de tomarse fotos de uno
mismo y publicarlos en los medios sociales como una forma de compensar la falta
de autoestima y para llenar un vacío en la intimidad. ¡Asombroso! ¿No lo cree? Pero, esto es real y no se debe tomar a la
ligera.
Se estará
preguntando por qué esto se vuelve un trastorno. El deseo de compartir con los
amigos y la familia las actividades o acciones que se están realizando en la
vida diaria es hasta cierto punto normal, pues para eso fueron creadas estas
redes. El problema comienza cuando se convierte en una conducta compulsiva el
hecho de estar publicando casi cada minuto sobre lo que se está haciendo, así
sea hasta algo por demás, trivial. Un último estudio publicado revela que hay
ciertas conductas repetitivas por los usuarios de las redes sociales, que
pueden provocar molestia y esto incluye en especial a las selfies. El estudio
de la APA deja claro que esto se vuelve paranoico cuando la persona publica y
publica a cada rato fotografías con la intención de ser aprobado por los demás
mediante ¨Me gusta¨ ( Termino utilizado en Facebook) y si éste no obtiene la
atención de los demás, buscará nuevas formas de hacerse notar y para ello,
recurrirá a acciones más extremas.
Si bien es
cierto que tienen su lado negativo, también habrá que remarcar lo positivo.
Como en todas las cosas que tienen un equilibrio, las ¨selfies¨ no dejan de
tener algo agradable. El hecho de tomarse una fotografía de uno mismo por
diversión porque incluye a tu grupo social, tu familia, tu lugar preferido o el ser amado, resulta positivo. Esto es, porque en la
fotografía se quedan plasmados esos momentos tan importantes para la persona
que las toma. En este sentido, la tan usada frase que en algún momento fue un
slogan, “recordar es volver a vivir”, adquiere entonces matices interesantes. Sin
embargo, y de nueva cuenta, cuando se toman de manera solitaria, mostrando
partes de tu intimidad, dañando tu integridad, sólo para ser aceptado por los
demás y dejar de ser invisible para quienes
te rodean, entonces toma ese lado negativo.
En resumen, lo importante es disfrutar de lo
que la tecnología nos ofrece pero sin olvidar que todo debe hacerse con mesura
y responsabilidad. Un poco de sentido común, no está demás.
jonathan_cmz@outlook.com
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