“Algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con lo que pasará, otras hacen que suceda” Michael Jordan.
Por Gustavo A. Ferrer Calguera
Con esta frase que se le adjudica a esta estrella del basketball de la NBA, Michael Jeffrey Jordan, me dirijo en este número “Tiempo de Cozumel”, de mi querido hermano Rafael Aguirre Rivera, recordando precisamente los diferentes momentos en que tuve la oportunidad de platicar con él.
Pláticas que siempre estaban llenas de ese optimismo incansable, de alguien que llegó a esta preciosa y amada isla, como siempre la llamaba, para llenarme los oídos y el pensamiento de todos los planes que tenía para con este paraíso desde el día que llegó a convertirse en un Cozumeleño de corazón.
Regresando a la frase, detectamos a tres tipos de personas, tú con cuál de ellos te identificas, ¿con el primero, con el segundo o con el tercero?.
Y te lo pregunto con todo respeto, ya que en algunas ocasiones flotamos entre los tres, y nuestro estado de confort nos coloca si no en el primer grupo, si en el segundo, pero en muy raras ocasiones en el tercero:…Otras hacen que suceda.
Por lo general los seres humanos hemos caído en un estado de conformismo sumamente lamentable, y nuestra válvula de escape se conforma en dejar salir nuestras inconformidades de todo aquello que no nos parece, enfocándonos en la crítica, en el señalamiento de todo aquello que según nosotros está mal.
Pero cuantos de nosotros tomamos la fuerza, la responsabilidad de entrar en acción para hacer que las cosas cambien, que tomen el cauce de lo correcto, que seamos los que demos el ejemplo de que nuestras acciones son las indicadas para reencontrarnos de nueva cuenta con un mejor estándar de vida, tanto en lo económico, como en la forma de vivir con plenitud y hacer que nuestros proyectos se hagan realidad.
¿Cómo y por dónde comenzamos?
En nuestro entorno, fortaleciendo a nuestra familia, actuando todos unidos para caminar con firmeza, no olvidar que la célula de una nación, es precisamente la familia.
Y si todas las células están sanas y fuertes, imagínense nada más que organismo formaremos, que nación reconstruiremos.
Sabremos canalizar nuestros esfuerzos para apoyarnos unos a otros, impulsar a nuestros hijos para que tengan mayor capacidad para hacerle frente a las vicisitudes que se les presenten.
Que hagamos conciencia para saber elegir a las personas que ocuparan los cargos de gobierno, limpiando los cuadros de estos aspirantes para que sean en verdad, ciudadanos comprometidos con el cargo que les otorga ¿quién?, pues nosotros, el pueblo que somos quienes los ponemos en los diversos cargos, desde regidores, has al presidente de la nación.
Pero hay que hacer que las cosas sucedan, no esperar a que algo ocurra o a soñar que algo bueno pasará.
A Michael Jordan su padre siempre lo apoyó, durante la infancia le construyó una cancha pequeña para que practicara sus tiros.
Eventualmente, después de mucha práctica, y de fallar 9,000 tiros y perder casi 300 juegos durante su carrera, se vuelve un icono del éxito.
En 1984, bajo el estricto entrenamiento de Bobby Knight, logró ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos.
Su constante énfasis en la utilidad de los fracasos fue lo que lo motivó a seguir adelante. Siempre usó el número 23 en su playera, pero debajo de ella usaba una vestimenta de la Universidad de Carolina del Norte para recordar sus comienzos y su éxito personal.
Alcanzó el record de la NBA con 32 puntos por partido y por esto se ganó el apodo de “Air Jordan”. Nombre que después fue utilizado en muchas empresas y líneas de zapatos.
Su imagen es una de las más comercializadas del mundo por marcas relevantes como NIKE, Coca-Cola, entre otras.
Su éxito es ejemplo de que la constancia es lo que construye nuestro carácter y que nadie puede determinar los nuestros límites más que nosotros mismos.
Y como éste hay, muchos ejemplos que debemos de tomar en cuenta para cambiar la queja por el quehacer, el señalamiento por iniciativas, y la apatía por la ¡ACCIÓN!
Pláticas que siempre estaban llenas de ese optimismo incansable, de alguien que llegó a esta preciosa y amada isla, como siempre la llamaba, para llenarme los oídos y el pensamiento de todos los planes que tenía para con este paraíso desde el día que llegó a convertirse en un Cozumeleño de corazón.
Regresando a la frase, detectamos a tres tipos de personas, tú con cuál de ellos te identificas, ¿con el primero, con el segundo o con el tercero?.
Y te lo pregunto con todo respeto, ya que en algunas ocasiones flotamos entre los tres, y nuestro estado de confort nos coloca si no en el primer grupo, si en el segundo, pero en muy raras ocasiones en el tercero:…Otras hacen que suceda.
Por lo general los seres humanos hemos caído en un estado de conformismo sumamente lamentable, y nuestra válvula de escape se conforma en dejar salir nuestras inconformidades de todo aquello que no nos parece, enfocándonos en la crítica, en el señalamiento de todo aquello que según nosotros está mal.
Pero cuantos de nosotros tomamos la fuerza, la responsabilidad de entrar en acción para hacer que las cosas cambien, que tomen el cauce de lo correcto, que seamos los que demos el ejemplo de que nuestras acciones son las indicadas para reencontrarnos de nueva cuenta con un mejor estándar de vida, tanto en lo económico, como en la forma de vivir con plenitud y hacer que nuestros proyectos se hagan realidad.
¿Cómo y por dónde comenzamos?
En nuestro entorno, fortaleciendo a nuestra familia, actuando todos unidos para caminar con firmeza, no olvidar que la célula de una nación, es precisamente la familia.
Y si todas las células están sanas y fuertes, imagínense nada más que organismo formaremos, que nación reconstruiremos.
Sabremos canalizar nuestros esfuerzos para apoyarnos unos a otros, impulsar a nuestros hijos para que tengan mayor capacidad para hacerle frente a las vicisitudes que se les presenten.
Que hagamos conciencia para saber elegir a las personas que ocuparan los cargos de gobierno, limpiando los cuadros de estos aspirantes para que sean en verdad, ciudadanos comprometidos con el cargo que les otorga ¿quién?, pues nosotros, el pueblo que somos quienes los ponemos en los diversos cargos, desde regidores, has al presidente de la nación.
Pero hay que hacer que las cosas sucedan, no esperar a que algo ocurra o a soñar que algo bueno pasará.
A Michael Jordan su padre siempre lo apoyó, durante la infancia le construyó una cancha pequeña para que practicara sus tiros.
Eventualmente, después de mucha práctica, y de fallar 9,000 tiros y perder casi 300 juegos durante su carrera, se vuelve un icono del éxito.
En 1984, bajo el estricto entrenamiento de Bobby Knight, logró ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos.
Su constante énfasis en la utilidad de los fracasos fue lo que lo motivó a seguir adelante. Siempre usó el número 23 en su playera, pero debajo de ella usaba una vestimenta de la Universidad de Carolina del Norte para recordar sus comienzos y su éxito personal.
Alcanzó el record de la NBA con 32 puntos por partido y por esto se ganó el apodo de “Air Jordan”. Nombre que después fue utilizado en muchas empresas y líneas de zapatos.
Su imagen es una de las más comercializadas del mundo por marcas relevantes como NIKE, Coca-Cola, entre otras.
Su éxito es ejemplo de que la constancia es lo que construye nuestro carácter y que nadie puede determinar los nuestros límites más que nosotros mismos.
Y como éste hay, muchos ejemplos que debemos de tomar en cuenta para cambiar la queja por el quehacer, el señalamiento por iniciativas, y la apatía por la ¡ACCIÓN!
¡Hasta la próxima!
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