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y en 28 años ¡seguimos cumpliendo!

8 ene 2014

Paraíso Interior, Enero 2014

“La felicidad no está en la cumbre de la montaña sino en la forma de subirla…” Confucio

Pequeño relato
Siguiendo la estrella que los guiaba a Belem, peregrinos acudían de todas partes para conocer al Niño Dios. Todos iban con regalos: corderos, vaquillas, trigo…y hasta oro incienso y mirra, como era el caso de los tres reyes magos venidos de lejanas tierras de oriente. Los regalos eran una forma de reconocer y glorificar el nacimiento de aquél que habría de salvar a la humanidad entera.
Entre los peregrinos había un pastor que no llevaba absolutamente nada; su precaria condición se lo impedía. Se rezagó el humilde y joven pastor debido a los reclamos de los demás peregrinos, quienes le decían que no se atreviera a presentarse con las manos vacías en la gruta de Belem ante José, María y el recién nacido.
Apenado el pastorcillo, se quedó triste sentado en una gran roca mirando la estrella que los había guiado hasta el lugar donde acababa de nacer el Salvador. De pronto, sintió que algo le decía que debía acercarse aún contra los reclamos de los demás peregrinos. Tímidamente se acercó; todos estaban con las manos llenas de los presentes que llevaban al lugar. Su asombro fue mayúsculo cuando María al ver que no llevaba nada en las manos aprovechó la ocasión para ponerle en sus brazos al recién nacido… ¡Lágrimas de alegría rodaron por las mejillas del humilde pastorcito!
No siempre entregar regalos es lo importante… es el corazón humilde y sincero lo que nos abre las puertas de las bendiciones del Espíritu Santo.
Navidad… eterna Navidad
Es extendida la costumbre en esta región de Occidente, que la familia se una con los mejores propósitos con motivo de la Nochebuena y la Navidad. Aunque se resaltan los deseos de paz, bienaventuranza, fraternidad y prosperidad… se olvida lo más importante: la celebración que da pie a esta milenaria tradición: la llegada al mundo de quien más ha influido en la conducta humana desde entonces: Jesús, el Mesías o Salvador.
Es sorprendente como en un lapso de tres años –su evangelio sobre la tierra comenzó a los treinta años, y a los treintaitrés fue sacrificado en la cruz del Calvario– Jesucristo, sin contar con los elementos de nuestra época hizo de su evangelio un liderazgo que no tiene comparación con ningún otro sobre la tierra. Aunque el mundo no lo comprenda, su influencia fue sobrenatural. Predicar ante tres mil o cinco mil personas sin contar con aparatos tan comunes hoy día como es un micrófono y unas bocinas es sencillamente impensable… como incomprensible es para quienes no conocer los secretos de la fe, la prodigiosa multiplicación de los panes y los peces para dar de comer a una multitud que se maravilló de aquel hombre enviado por Dios.
En el corazón de cada ser humano, aún en los más perversos, está depositada la semilla de la bondad, porque fuimos hechos a imagen y semejanza de nuestro Padre celestial.
Este Jesús al que celebramos en Navidad –y del que pocos se acuerdan– es ocasión para hacer un alto en el camino de nuestras vidas y reflexionar: ¿Debo ser atento a la voz de mi conciencia para ser una persona renovada en mis pensamientos y sentimientos únicamente en Navidad? ¿Mi actitud personal sólo debe ser restaurada en esta fecha?...La respuesta es más que evidente: ¡Hagamos de nuestras existencias una eterna navidad!
Tras los festejos decembrinos, de fin de año y año nuevo, amigos lectores de Tiempo de Cozumel, a nombre de mi familia y el mío, propio hacemos votos para que este 2014 sea de consolidación de metas, sueños y nuevos proyectos…
¡Que el Todopoderoso haga realidad todos sus deseos! ¡Feliz 2014!

Por: Pepe Sánchez
Cel. 044 987 1009246
e-mail: guerrerodeluz66@hotmail.com

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