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11 jun 2014

Divagando: Cinco Libros


Mi avidez por la lectura comenzó en el momento que aprendí a leer, cuando el sonido combinado de las letras se convirtió en palabras y las palabras en pinceles mágicos para crear mundos desconocidos otrora cautivos en la imaginación. Desde entonces he leído centenas de libros y cada uno ha dejado una huella en mi vida.
Pensando en un tema para la columna de este mes, se me ocurrió escribir sobre cinco de los libros que más impacto han tenido en mi vida, tarea que resultó ser un poco más difícil de lo que esperaba, pero no por eso menos placentera.
No es casualidad que de los cinco, cuatro caigan bajo la clasificación de auto-ayuda. Si la lectura alimenta el espíritu, los libros de auto-ayuda contribuyen a su evolución. A continuación, mi lista.

El Poder del Pensamiento Tenaz para Jóvenes
Una tarde de verano, cuando tenía yo apenas once años, mi mamá puso este libro en mis manos. Su autor, el doctor y ministro estadounidense, Norman Vincent Peale, es considerado el antecesor de la teoría del poder del pensamiento positivo, que establece la relación entre el pensamiento positivo y nuestro bienestar físico, emocional, mental y espiritual.
Una generación antes, mi mamá había recibido un regalo similar de parte de la suya. Cuenta ella que cuando vio este libro en los anaqueles tambaleantes de una farmacia decidió regalármelo a mí, continuando un legado que en aquel momento cambió mi forma de percibir la vida.
Hoy día mi actitud positiva ante la vida es una cualidad que me define y que me ha ganado, no obstante la mofa de mis hermanos, el epíteto de Pollyana.

Cien Años de Soledad
El primer día de clases del segundo semestre del tercer año de Escuela Superior, fuimos recibidos por un nuevo maestro. De entrada nos comunicó que acababa de obtener su título de Doctor en Filosofía y Letras, como si enseñar en aquella escuela pública hundida entre los montículos de Bayamón fuera una afrenta a su preparación académica. Luego procedió a entregarnos una hoja que detallaba el currículo de clase, con reglas, expectativas y una lista de libros a leer que incluía la obra más admirada y leída del autor colombiano, Gabriel García Márquez, Cien Años de Soledad.
Conforme pasaron los meses, el ego del doctor Ramos se fue desinflando a la par que mi fascinación con el estilo y la musa de Gabriel García Márquez iba aumentando. Bajo su tutela, entre las paredes pre-fabricadas y calurosas del aula y la fantasía vertiginosa del pueblo de Macondo, despertó mi amor por la literatura y mi pasión por escribir. Al final del año escolar, míster Ramos –como nos permitía ahora llamarle- se había convertido en amigo y mentor, y Gabriel García Márquez en mi inspiración.
Aunque la muerte del laureado autor me haya privado de conocerlo en persona, no me ha privado de la idea de encontrarlo algún día recostado del marco de la ventana de mi estudio, mofándose de la muerte y eternizado en el tiempo, como Melquiades, uno de los geniales personajes de Cien Años de Soledad.

Los Cuatro Acuerdos
Durante mi cuarta década de vida me interné en el camino de la búsqueda espiritual, movida por inquietudes que parecían haber estado conmigo desde siempre pero habían sido ignoradas hasta entonces. Una vez más fueron los libros los que me rescataron de mi zozobra. Los Cuatro Acuerdos es uno de esos libros.
Su autor, el escritor mexicano, Don Miguel Ruiz, basa su obra en la antigua sabiduría tolteca, revelando cuatro principios básicos que puestos en práctica nos ofrecen la oportunidad de experimentar una vida libre de creencias limitantes y prejuicios, devolviéndonos la paz interior y por ende a nuestro entorno.
Recitar los cuatro acuerdos cada mañana, como parte de mis oraciones y meditaciones, me ha dado resultados extraordinarios y me ha ayudado a mantener la ecuanimidad a través de muchas situaciones. Los cuatro acuerdos son parte de mi código de vida.
Solo por hoy seré impecable con mis palabras, no tomaré nada personalmente, no haré suposiciones y haré lo máximo que pueda –solo por hoy.

Happy For No Reason
Traducido al español, el título de este libro significa “ser feliz sin razón alguna”.
Aunque siempre me he considerado una persona feliz, a veces he confundido la felicidad con la alegría. A través de este libro entendí que es posible estar triste y ser feliz, porque la felicidad no es una emoción, es una opción que tenemos todos y ser feliz es una decisión propia.
Su autora, Marci Shimoff, explica y detalla siete pasos para poner en práctica el hábito de ser feliz, con ejemplos, historias personales y ejercicios, que invitan a la reflexión y estimulan la transformación de aquellas creencias que limitan nuestra evolución como individuos y nos hacen sentir infelices.
Ser feliz no significa que todo sea perfecto en la vida; ser feliz es saber aceptar –y agradecer- la vida tal y como es. Ser feliz sin razón alguna es el epítome de mi vida; otra forma de vivir a plenitud cada momento.

Seven Thousand Ways to Listen
Resistí por mucho tiempo la idea de leer libros en un dispositivo electrónico pero poco a poco me convencí de que adoptar ese avance tecnológico puede tener un impacto positivo en la ecología del planeta y me ofrece la ventaja de poder llevar decenas de libros de un lado al otro sin romperme la espalda.
Una noche, buscando nuevos libros para leer, el título de éste capturó mi atención. “Siete Mil Maneras de Escuchar”. Intrigada y ansiosa por desarrollar un arte que considero desatendido precisamente por los bombardeos tecnológicos a los que estamos expuestos hoy día, descargué el libro en mi Kindle.
Su autor, el poeta Mark Nepo, nos deleita con su estilo de relatar sucesos de su vida, usándolos como ejemplo para invitar al lector a poner en práctica el arte de escuchar más allá de lo que es obvio.
Con este libro estoy aprendiendo a acallar el ego y a aplacar esa urgencia que todos tenemos por escucharnos a nosotros mismos sin detenernos a considerar lo que verdaderamente nos está diciendo nuestro interlocutor –o lo que dicta nuestra intuición.
Detenerme unos instantes a lo largo del día a escuchar al Universo me ha enseñado que de las siete mil o más maneras que podemos escuchar, la más efectiva y profunda es escuchar con el corazón.
Termino mi columna de este mes invitándote a fomentar el placer de la lectura y comparto contigo esta cita del Obispo y filósofo San Agustín: “Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros."








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