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31 mar 2014

Voces y Letras del Silencio, Marzo 2014

Por Jesus Amílcar Sosa Chí

Estoy a unos meses de concluir la carrera de Licenciado en Derecho, y por más vagos intentos que haga por entretenerme –leer, estudiar, escribir, etc.- para no caer víctima del nerviosismo, respecto a la vida que me espera como “litigante”, este no desiste de irrumpir mis pensamientos.
Aclaro, no le temo al ejercer la abogacía, solo recelo la “ignorancia” del que practica en nombre del sistema, porque su impaciencia y cerrazón serán mis adversarios a vencer; ya que si habláramos en nombre de la Ley, esta me habría dado ventajas –con sus insondables lagunas- desde hace ya mucho tiempo; pero tristemente, son solo esto, vacíos que el Estado “aderezó” en nombre de la accesibilidad, igualdad y bien común, ya que en cuanto a observancia todavía nos divide un océano de conciencia, interés y respeto, ya sea en lo público como en lo privado, en lo institucional como en lo individual, sin olvidar, la desgastada excusa de falta de presupuesto.
-Pero bueno, esta es otra novela –con sus debidos dramas-. Más no es el que hoy me ocupa.
Luego entonces, gracias a tus invariables “cátedras”, he llegado hasta donde me lo propuse, y si bien no tengo el mejor promedio, tampoco estoy por los suelos, pero lo que tengo es lo que meritoriamente obtuve con el ya doble esfuerzo diariamente realizado, -y digo, doble porque es consecuencia del leer y estudiar, lo que en clase no “atiendo” mientras el resto se enfrasca en un debate por equis tema, ya que cuando hablan todos pierdo el contexto de la discusión-, y porque siempre les he manifestado que no necesito de migajas o empujoncitos –aunque no faltó algún despistado que así lo hiciera pensando que me haría un gran favor, y que sin pensarlo dos veces saqué inmediatamente de su error-, para acreditar mis materias, pues de nada me valdría un título adornando mi “despacho” y amparando mis conocimientos, sino tengo la más remota idea de lo que implica profesarla -un aporte de mi terapeuta-.
No niego que en más de una ocasión, los bostezos eran la constante que me carcomía, invitándome a caer en brazos de Morfeo y, no porque la clase me resultase aburrida, sino por el simple hecho de no entender ni “fu” ni “fa” del discurso vertido al momento, ya sea porque olvidaste –sin querer; porque no te interesaba o tal vez por considerar que no valía la pena perder tu valioso tiempo por uno- que por entre tus pupilos uno demandaba “escuchar” de forma distinta a la que el resto está acostumbrado, es decir, leyendo los labios.
Tampoco espero te sorprenda haberme conocido y tratado como un hombre reservado y sin ganas de participar en las discusiones diarias, simplemente he vivido en la prudencia, pues con tantas “voces” de por medio, resulta preferible atender que hacer el ridículo hablando de algo que no corresponde al contexto y además de siempre oírme hablar en “voz alta”, al grado de tal vez considerarme prepotente e irrespetuoso hacía su autoridad, cuando la realidad, es que por no oír mi propia voz, esta no la puedo modular.
Repito, no los culpo, pues ser sordo no es algo que se desee para sí, así como tampoco pretendo desfilen directa o indirectamente por estas “penosas” experiencias.
Simplemente, quería agradecer haber conocido a través de ustedes:
-Las razones, por las que vale la pena creer en la Ley en aras otorgar Justicia;
-Los motivos, por los que es necesario luchar para que el mundo comprenda que no se trata de existir y respirar, sino de ser para vivir.
-Que de sus materias, lo único que aprendí fue que el Derecho, es más que pura palabrería, se trata de creer en un mar de posibilidades, frente al infortunio del presente.
-Que en sus clases, la enseñanza radicó en comprender que el mundo no es de los apáticos y conformistas, sino de aquel que puja por la congruencia y deposita su fe en la confianza en sí.
Sin más por el momento, doy a ustedes mi entero agradecimiento por su tiempo y entrega.
Críticas, comentarios y sugerencias de algún tema para las siguientes ediciones enviarlo al mail: amilsosa@gmail.com. Hasta la próxima…

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