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26 may 2014

Voces y Letras del Silencio, Mayo 2014

Por Jesús Amílcar Sosa Chí 

¨ Equidad camaleónica¨
(Parte I)

Hoy día, se habla de “igualdad de oportunidades” en aras de la inclusión social de las personas con discapacidad… ¡Claro!, de aquellos que cuentan con deficiencias físicas y/o trastornos intelectuales visibles; -sin ánimos de ofender- tal es el caso de la Discapacidad motriz, visual e intelectual, -aquellas que por cuestiones de mercadotecnia e imagen o para quedar bien con la colectividad, utilizan e institucionalizan, personas y entidades tanto públicas como privadas- y por si lo dudan, basta con echar una mirada crítica a nuestro entorno para darnos cuenta del escenario que nos rodea… y en el plano normativo, las distintas leyes y reglamentos federales, estatales y municipales, cuentan con escasa o nula referencia hacía la comunidad silente, la razón es tan simple… ser sordo, no atrae, ni vende –por aquello de la lástima-. Ser sordo, es pasar desapercibido, por tanto están completos –no hay características visibles-. Ser sordo, es no necesitar ayuda, más que un par de audífonos y saber leer los labios –y se las arreglarán sin problemas-. Ser sordo, es también ser mudo, -aunque seas bilingüe, es decir, domines las señas y hables-. Y por todo esto y mucho más, está claro que ser sordo es parte del “no pasa nada”. Luego entonces…
- Dirán ustedes, ¿A qué vienen mis comentarios?
Simple y sencillamente al hecho de manifestar mi inconformidad, de no ser parte de la “Igualdad de Oportunidades” –tal como visualiza la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad- en cuanto refiere a las adecuaciones, ajustes, mejoras o adopción de acciones afirmativas en el entorno jurídico, social, cultural y de bienes y servicios… porque: ya a punto de recibirme como licenciado en Derecho, el Estado implementa los llamados “Juicios orales”, vaya disyuntiva en el que me encuentro, por tanto preciso adaptarme y evolucionar, para que cuando me aventure a litigar, no caiga víctima de los buitres del sistema; o por cuanto requiero de acudir, a una institución bancaria y solicitar una tarjeta de crédito, reclamación o rectificación de datos, siempre me tienen que salir con uno que otro trabuco de que las políticas del banco, exigen que el usuario lo realice vía telefónica y sin intermediarios –ni siquiera con la ayuda del ejecutivo o gerente, previa aclaración y comprobación pertinente-; y por si quiero ir al cine con mi esposa e hijo, tenga que optar entre verla sólo o con mi esposa –por esto de los subtítulos- o que ella lo vea con mi hijo –si apenas tiene 5 años y ni siquiera puede leer los subtítulos- por tanto no me queda de otra que resignarme a verlo sólo y en otra sala, esto sí, pura proyección extranjera, ya que las mexicanas, ni en sueños tendrán esta opción.... pero como siempre, sólo en México sucede.
De ahí que mi percepción sobre la equidad sea de tipo “camaleónico”, es decir, que su camuflaje se adapte a conveniencia, aún si esto implica hacer de lado a una que otra minoría, ya sea porque represente una “inversión innecesaria” o “resulte en una pérdida de tiempo”. Entonces,
- ¿De qué sirve ser parte de una democracia, si mi voto parece no tener el eco en quien me representa? Aclaro, nunca he faltado en mi obligación como ciudadano, de acudir libremente a sufragar cada que así lo amerite la Ley, pues la esperanza permea, sin importar cuando. Al fin y al cabo, si hemos aguantado la “indiferencia” por siglos, sin que se merme nuestra ilusión de seguir por tal o cual camino incierto, aún en la adversidad. ¿Cuál es el secreto?...tal vez suene a sarcasmo, pero es una ventaja no oír las voces y sus infaltables ecos que intentan invadirnos de pesimismo y pesadumbre. Afortunadamente, hemos sido bendecidos con la tolerancia y... paciencia, virtudes que indudablemente nos definen; total que aquel ansiado momento –no de levantar la voz, sino de reflejarla con hechos- está casi a la vuelta de la esquina.
Ahora, usemos la mente fría, y disfracemos contemplemos “apatía” desde el otro lado de la moneda…
- ¿Qué sucedería si un día de estos, -yo por ejemplo-, me anime a postularme como legislador ya sea por alguna bandera política o por iniciativa propia? Apostarías a depositarme tu confianza; aun cuando tal vez parezca que me ocuparé por defender e impulsar el desarrollo de las minorías, de la cuál soy parte.
- O es ¿Qué tal vez especularás que seré uno más del montón que sólo pensará en engrosar su bolsillo a costa de una patria herida y un pueblo hambriento? Que quede en claro, no todos son lobos con piel de ovejas; es sólo que hoy por hoy algunos están pagado cuál justos por pecadores.
Está claro, que la vida no es sencilla; y hablar a veces resulta insuficiente, cuando nos privamos del tacto para “vivir el momento”…

Continuará…

Críticas, comentarios y sugerencias de algún tema para las siguientes ediciones enviarlo al mail: amilsosa@gmail.com.
Hasta la próxima…


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